¿Por qué la Casa de María?
Porque…
El 18 de septiembre de 1984 nació María y el universo se detuvo por un momento. Comenzó el peregrinaje de angustia, ansiedad, desesperanza. Comenzó el duro y lento aprendizaje: tuvimos que reconstruir el mundo que se nos había derrumbado, revertir valores, destruir prejuicios, abandonar mandatos y costumbres familiares, desenterrar potencias dormidas en el fondo de nuestros corazones.
Porque…
Encontramos el amor necesario para contener a María, la paciencia y la paz para marchar a su lado.
Porque…
Somos un grupo de personas que reflexionó sobre la vida, sobre lo normal y lo diferente, sobre el éxito y el fracaso, sobre los débiles fuertes a partir de la presencia de María.
Porque…
Hay otros chicos como María y podemos caminar juntos.
Porque…
Sabemos que hay necesidades y carencias.
Porque…
Nos capacitamos para tratar de resolverlas y sobre todo porque apostamos por la vida y aceptamos sus desafíos.
Todos valemos, algunos para participar en empresas heroicas en todos los ámbitos de la existencia, otros desde la ingenuidad de su infancia permanente para acompañar consolar y amar.
Porque entre estos dos polos se distribuye la inmensa humanidad de la que somos parte.