Porque...

 Buscábamos una figura  femenina emblemática de lo que intentábamos hacer.

Porque...

 Juana Azurduy creyó en algo y se entregó sin claudicaciones a la lucha por lograr sus ideales.

Porque...

 Fue capaz de apartarse de los criterios socialmente aceptados en su época acerca del papel de la mujer en la sociedad y acompañó a sus hombres en empresas masculinas como las guerras por la independencia.

Porque...

 Supo educar para la entrega y supo soportar con entereza el dolor de las pérdidas enormes que las epopeyas históricas exigen.

Porque...

 Se apartó modestamente de la gloria y, hecho habitual en nuestra historia, murió olvidada y miserable.

Porque...

 Su última y única compañía fue un        discapacitado mental al que había recogido y educado.

Porque...

 Este broche de oro, como gran lección de la historia, nos permite leer en sus páginas que todos valemos. Algunos para participar en empresas heroicas, otros  desde la ingenuidad de su infancia  permanente para acompañar, consolar y amar.

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